¿Cómo planeas un robo? ¿Qué se siente al apuntar a alguien con una pistola en un atraco a mano armada? ¿Cuál sería tu rutina en la cárcel? ¿Es posible la reinserción en la sociedad? Si sientes curiosidad por estas cuestiones, te van a flipar los siguientes escritores.
Y es que quién mejor para responder que quienes conocen este mundo de primera mano y, además, cuentan con un don especial para transmitirlo.
Hoy vengo a hablar de delincuentes reales que encontraron una vía de escape en la escritura.
Edward Bunker
Quizá el escritor delincuente más representativo sea Edward Bunker, un hombre cuya vida trascendió los límites de la ficción y la realidad. Probablemente lo conozcas como el legendario actor que interpretó al icónico Señor Azul en la película “Reservoir Dogs”. Sin embargo, la vida de Bunker fue mucho más que una simple actuación en la gran pantalla.
Nacido en 1933 en un entorno de delincuencia y violencia, Bunker se vio envuelto en el mundo de los crímenes desde una edad temprana. Pasó gran parte de su vida en prisión, enfrentando los desafíos y peligros de la vida carcelaria. Fue en esas circunstancias extremas donde Bunker descubrió su pasión por la lectura y la escritura.
La literatura se convirtió en su refugio, una forma de escapar de la dura realidad que lo rodeaba. Devoró libros en su celda, absorbiendo el conocimiento y la riqueza de las palabras que encontró en las páginas. Esta pasión por la lectura se transformó en una fuente de inspiración para Bunker, quien comenzó a escribir sus propias historias, inspiradas en sus propias experiencias y en las vidas de aquellos que había conocido en el mundo del crimen.
«…mientras tuviera buenos libros prefería vivir en sus mundos que en la fealdad de su propio mundo real.»
Little Boy Blue
En esta novela Búnker nos muestra, a través de los ojos del joven protagonista, la pérdida gradual de la inocencia mientras se enfrenta a un entorno hostil y sin esperanzas.
En “Little Boy Blue”, se nos invita a reflexionar sobre las cuestiones más profundas de la sociedad: ¿qué papel desempeña el sistema en el destino de las personas? ¿Es posible escapar de una trayectoria predeterminada hacia la delincuencia cuando todas las fuerzas parecen estar en tu contra?
La novela se basa en gran medida en las experiencias personales del autor y en su propia lucha contra la adversidad desde una edad temprana.
Edward Bunker, al igual que el protagonista de la historia, atravesó una infancia difícil marcada por la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades. Su juventud estuvo plagada de encuentros con la ley y estancias en instituciones correccionales y prisiones.
Si tienes en mente sumergirte en la obra literaria de Edward Bunker, te recomendaría comenzar por “Little Boy Blue”. Esta novela autobiográfica te permitirá adentrarte en su vida de manera cronológica, sentando las bases para comprender de manera más profunda los sucesos que se relatan en los siguientes pasajes de su biografía.
No hay bestia tan feroz
“No hay bestia tan feroz” es, en mi opinión, la joya literaria de Edward Bunker. La historia sigue los pasos de Max Dembo, un exconvicto determinado a reformarse y encontrar una vida mejor. Sin embargo, su pasado lo persigue y las dificultades que enfrenta en su intento por enmendar su camino son desgarradoras y realistas.
El libro destaca por su autenticidad y por la profundidad de los personajes que pueblan sus páginas. Bunker nos muestra la complejidad y la vulnerabilidad de estos individuos marginales, haciéndonos empatizar con ellos incluso en medio de sus acciones más cuestionables.
Esta novela se convierte en un puñetazo en el estómago, una experiencia literaria que te atrapa desde la primera página y no te suelta hasta el impactante final.
Si estás buscando sumergirte en la mente y el talento excepcional de Edward Bunker, “No hay bestia tan feroz” es el libro.
Eddie Little
Si te ha gustado Edward Bunker, te encantará Eddie Little. No lo digo solo yo, lo dice también el propio Edward Búnker, en palabras textuales:
“Es la hostia”.
Al igual que Bunker, Eddie Little se educó en los bajos fondos y llevó una vida llena de violencia y adicciones. Empezó a esnifar cola a los ocho años, en un intento de evadirse de sus terremotos emocionales y de un padre sumamente violento.
“Me metí en las drogas como Juan Bautista en las aguas. Pensaba que eran mi salvación”.
A los doce, lo acusaron de atraco a mano armada. No solo tuvo que enfrentarse a su primera experiencia entre rejas sino también al síndrome de abstinencia de la heroína.
Desde entonces, su vida fue una espiral de robos, chutes de heroína, violencia, condenas, adicciones y más violencia.
Como a Edward Bunker, le apasionó la lectura desde que aprendió a leer y se las ingenió como pudo para conseguir libros; a veces incluso en cárceles sin biblioteca que, como él mismo dice:
“Es un logro más impresionante que el de colar drogas o armas. Los libros son difíciles de ocultar. No te los puedes meter en el culo.”
Eddie Little nos cuenta su caótica adolescencia en “Un día más en el paraíso”, escrito desde la cárcel gastando lápices, bolígrafos y hojas y más hojas de blocs, papel de carnicero, papeles de colores y “cualquier puta cosa que cayese en mis manos”. Aunque entonces fingiese estar escribiendo cartas porque le aterrorizaba que alguien lo leyese, ahora le produce el efecto contrario.
“Al tipo al que le avergonzaba leer y escribir, le produce mucha más excitación leer sus cosas en público que la que le producía chutarse speedballs. Cuando veo que la gente pilla lo que hago, me da un subidón de puta madre y me sitúa donde siempre he querido estar: fuera de mí mismo.”